El estudio ‘El impacto de la inclusión laboral y social de las personas con discapacidad en la reputación empresarial’ de Fundación ONCE y Reputation Institute demuestra empíricamente lo que ya se intuía: Que las empresas que son percibidas con un nivel alto en sus políticas de inclusión laboral y social de las personas con discapacidad ven beneficiada su reputación y el apoyo que reciben, lo que implica un impacto positivo en su cuenta de resultados.
Ser reconocido como una empresa con un nivel de inclusión alto logra una mejor reputación y un mayor apoyo. En este sentido, si una empresa se reconoce con un nivel de inclusión elevado logra aumentar 4,6% su vinculación emocional (estima, admiración, confianza y buena impresión general), 4% la evaluación racional de su desempeño (la percepción que tiene la población sobre la oferta, innovación, liderazgo, etc.) y 5,3% el apoyo medio.
Ser reconocido como una empresa con un nivel de inclusión bajo de personas con discapacidad impacta negativamente penalizando con una reducción del 18% en la vinculación emocional que la sociedad tiene con ella, con una bajada del 9,4% en la percepción racional y con un descenso en el apoyo medio del 15,9%.
«A través de iniciativas como el Foro Inserta Responsable, del que forman parte más de 100 empresas, administraciones públicas y escuelas de negocios, el Foro de la Contratación Socialmente Responsable y Sello Bequal (Sello de la discapacidad organizada), ponemos en valor las políticas e iniciativas que están llevando a cabo las compañías en favor de las personas con discapacidad. Adicionalmente, promovemos el trabajo en red e impulsamos las buenas prácticas que están llevando a cabo” Alberto Durán, vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE
Desconocimiento del 25%
El conocimiento que tiene la sociedad española sobre las políticas de inclusión de personas con discapacidad de las empresas está por debajo del 25% de la población. Solo un 13,2%, conoce de la selección de proveedores con criterios de inclusión. Un 24,1% conoce de la accesibilidad a instalaciones y puestos de trabajo.
“En este sentido, existe una oportunidad y un riesgo al mismo tiempo, ya que, a pesar de haber un elevado desconocimiento, se percibe un alto grado de sensibilidad social hacia el tema. Es decir, existe un cierto nivel de expectativas al respecto, y se da por sentado y se espera que las grandes empresas ya estén aplicando este tipo de políticas, y cuando se percibe que no es así, se castiga de forma contundente” Luis Miguel Bernardos, director de Reputation Institute para España y Latinoamérica.
Además, el impacto directo que tiene este tipo de políticas incide en los aspectos racionales del individuo vinculados al desempeño de la empresa, en concreto a su entorno de trabajo, integridad y ciudadanía –dimensiones que de media suponen el 42,5% de la construcción de la reputación-. Así, la ventaja que tiene este impacto directo es que es más estable en el tiempo que si se diera en la vertiente emocional de la percepción.