Nuestros hábitos de consumo pueden llegar a tener un gran impacto en el medio ambiente, y no solo a nivel personal, sino también en la forma en la que desarrollamos nuestra labor en la empresa. Por este motivo, en los últimos tiempos se están popularizando las prácticas de consumo responsable, un movimiento que pretende concienciar a la población sobre cómo afecta nuestro día a día al planeta y de cómo podemos mejorar.
Consumo responsable en la empresa
Aunque una gran parte de estas recomendaciones se reducen al plano personal, es decir, a los hábitos que todos tenemos en nuestro propio hogar (reciclaje, reutilización de productos o emisiones, comercio justo…), desde las empresas se puede realizar este cambio a una escala mayor, porque puede implicar a varios empleados. El consumo responsable se divide en dos grandes áreas desde las que se puede trabajar en la empresa
- Consumo ético: El que además de tener en cuenta el precio se deja guiar por las consecuencias morales de la compra, como quién es el fabricante y cuáles son las condiciones de trabajo de sus empleados. El comercio justo se incluye dentro de esta categoría.
- Consumo ecológico: Se centra en qué impacto tiene la compra o el consumo de esos productos en el medio ambiente, en cuestiones de reciclaje o emisiones.
Tips para el consumo responsable en la empresa
Ahora que hemos explicado las áreas en las que trabaja el consumo responsable, vamos a hablar de algunas claves para poner en práctica esta filosofía:
- Apostar por empresas locales: Así, se incentiva la economía local y se apuesta por el crecimiento de la pequeña empresa.
- Adquirir información sobre el fabricante: Algunas compañías que trabajan en países en desarrollo no tienen en cuenta los derechos laborales de sus empleados, por eso es importante conocer cómo trabaja esa empresa en concreto.
- Apostar por el comercio justo: El comercio justo es aquel que promueve una relación justa entre los productores y los consumidores, para apostar por la igualdad y los derechos laborales.
- Reciclaje como forma de consumo: Los productos reciclados o que son susceptibles de reutilizarse son una buena apuesta para evitar que el consumo en la empresa tenga un impacto sobre el medioambiente. El material de oficina es un ejemplo de producto muy utilizado, y algunas empresas han creado protocolos de reciclaje que se pueden tener en cuenta.
- Reducción de emisiones: Por ejemplo, de calefacción o aire acondicionado. Hacer un uso limitado de estos recursos ayudan a potenciar la salud de nuestro planeta. Por ejemplo, algunas empresas subvencionan bonos para transporte público para evitar que sus empleados hagan demasiados desplazamientos en coche.
El consumo responsable no solo se dirige a nuestros hábitos personales o al hogar, sino que también se puede llevar a cabo desde la propia empresa, por eso en este post hemos dado algunas claves para poner en práctica de forma sencilla. Para saber más puedes descargarte la guía “Consumo Responsable” de Oxfam Intermón, donde encontrarás más ejemplos sobre cómo ayudar a nuestro planeta sin que ello repercuta en tus beneficios. Podrás empezar a trabajar en ello hoy mismo y trabajar tu RSC pensando en el medioambiente.