La obligatoriedad de Ley de Protección al Informante en España, catalizador para impulsar medidas concretas en la detección y abordaje de denuncias administrativas graves
La tecnología ayuda con medidas exhaustivas para salvaguardar la confidencialidad del informante como la denuncia anónima y la distorsión de voz.
El 13 de marzo de 2023 entró en vigor la ley 2/2023, la ley de protección del informante
La ley ha impulsado medidas concretas en la detección y abordaje de denuncias administrativas graves. Se trata de evitar el abuso de este canal de denuncia. Hay sanciones severas para los que proporcionen información falsa de manera intencionada. La protección solo para en situaciones genuinas de denuncia.
Aquellos que infrinjan los códigos éticos o de conducta sin cruzar el umbral de la gravedad de la infracción pueden quedar desprotegidos.
Hay que integrar todos los canales de denuncia en uno solo, lo que ofrece una visión integral de los problemas que afectan a la organización.
El canal ético abarca diversas formas de denuncia, incluido el acoso laboral con:
- formularios específicos para diferentes tipos de denuncias
- flujo directo de la información al Comité correspondiente.
- garantiza que las denuncias de acoso sean gestionadas por expertos
- preservando la confidencialidad y protegiendo los derechos de los denunciantes.
Confidencialidad del informante
- enfoque técnico y tecnológico: aplicación segura que garantiza la protección de datos y evita accesos indebidos.
- funcionalidades como la denuncia anónima y la distorsión de voz para preservar la identidad del informante
La informática evita el riesgo de filtraciones o accesos no autorizados. De esta manera, se asegura que los equipos encargados de investigar y tomar medidas, como Recursos Humanos y Servicios Jurídicos, accedan únicamente a la información necesaria de manera segura y confiable.
Fuente: «Un año de la Ley de Protección al Informante en España», EQS Group, Iñigo Sebastián de Erice y Malo de Molina, Ernst & Young; Edurne Sánchez López, Mahou San Miguel y Javier Cuairán, ONTIER.
Foto: Foto de RDNE Stock project