Las elecciones municipales y regionales han revolucionado el panorama político español. ¿Qué han votado los ciudadanos? Sin lugar a dudas, savia nueva que borre de un plumazo la corrupción y el despilfarro. También la desigualdad. La necesidad de una sociedad justa, accesible, inclusiva, colaboradora y sostenible obliga a todos a pensar de forma individual que hacemos en favor de estos términos para luego exigir responsabilidades. Palabras como comercio justo, ahorro energético, transporte colectivo, cooperación, generosidad o voluntariado deben formar parte de nuestro diccionario. Dar ejemplo es cada día más importante debido a la pérdida flagrante de confianza en instituciones y personas de la sociedad actual. Necesitamos estadistas, personas con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado.
La crisis ha desnudado y acrecentado la pobreza y la exclusión. En España, 700.000 familias no tienen ingresos mensuales y muchas más viven con menos de 600 euros al mes. Según el AROPE (At Risk Of Poverty or social Exclusión) que mide la estrategia Europa 2020 de la Unión Europea, el 27% de los españoles viven en riesgo de pobreza. Aquí se incluye la baja intensidad de empleo en los hogares y la carencia material severa así como otros indicadores: no poder ir de vacaciones, no poder comer carne, pollo o pescado cada dos días, no poder calentar la vivienda, no poder tener coche, lavadora o teléfono, no disponer de 650 euros para gastos imprevistos, etc.
Sin embargo, flaco favor nos haríamos si dejáramos exclusivamente en manos de los políticos el liderazgo para solucionar el drama de la pobreza y el paro. Universidad, entidades financieras, sindicatos, trabajadores, empresarios, emprendedores, profesionales, ONG y medios de comunicación deben implicarse en comunicar de una manera transparente y eficiente sus actuaciones en materia de sostenibilidad. Y las administraciones públicas ejercer su labor institucional de facilitar el funcionamiento de creación de empresas y generación de emprendedores que desemboque en empleo flexible (no precario) y de valor añadido.