Con la llegada del coronavirus se ha multiplicado la producción y el consumo de material plástico, sobre todo de usar y tirar
Con la OVID-19 se ha disparado el uso del plástico en hospitales y hogares, sobre todo de usar y tirar. Muchos se convertirán con el tiempo en microplásticos según el Doctorado Industrial en Microplásticos de Fundación Aquae, Universidad de Alicante, Interlab y Labaqua. Cada año 13 millones de toneladas de plástico contamina nuestros océanos.
Con las medidas higiénicas, el plástico ha vuelto a utilizarse de forma masiva como superficie aislante en:
- pantallas faciales
- mamparas en las cajas de los supermercados
- productos desechables y envoltorios de alimentos.
En España el consumo anual de plástico supera los 3,5 millones de toneladas, de los que 2,5 millones se convierten en residuos.
«La convivencia con el coronavirus ha hecho resurgir entre la ciudadanía la elección de productos plásticos desechables por ser más higiénicos. Aún así, confío en que cuando pase esta crisis volveremos a utilizarlos menos, incluso, reduciremos su consumo porque una gran mayoría se ha dado cuenta de lo mucho que el ser humano contamina el planeta». Débora Sorolla
El 94% de los residuos plásticos que se acumulan en el medio ambiente, contaminándolo, son microplásticos. El objetivo es recoger y analizar datos sobre estos microresiduos de forma estandarizada. No existe ningún método estándar para su muestreo, extracción, identificación o purificación.
Se están comparando diferentes técnicas analíticas para encontrar cuál es la ideal a la hora de detectar y caracterizar estos residuos inferiores a 5mm, utilizando polímeros modelo de microplásticos que abundan en el medio ambiente.
«En esta primera fase estamos analizando polímeros sintéticos puros, adquiridos comercialmente, antes de analizar muestras reales de microplásticos que pueden encontrarse en la naturaleza. De esta manera, nos aseguramos de que los datos obtenidos en nuestros experimentos se deben a un tipo de polímero determinado. Los microplásticos que hallamos en el medio ambiente suelen estar formados por mezclas de polímeros y posibles aditivos u otras sustancias; por eso, usando polímeros modelo simplificamos el problema, estudiándolos uno a uno»
Se está analizando un amplio grupo de polímeros sintéticos para intentar abarcar la mayor variedad posible
«Hemos seleccionado los que mayoritariamente se suelen encontrar en el medio ambiente, como el poliestireno, el polipropileno (envases para alimentos), el policloruro de vinilo (ventanas o tuberías), la poliamida, poliésteres saturados como el PET (envases de bebidas) o el polietileno de alta y baja densidad (bolsas de plástico)».
Después se analizarán microplásticos en muestras reales, lo que presenta dos grandes dificultades:
- la propia complejidad del microplástico en sí
- la variabilidad de la matriz, es decir, de todo lo que rodea a este microresiduo.
No es lo mismo un microplástico en un agua dulce que en un agua salada, ni tampoco es lo mismo una de estas partículas en el agua potable que en el agua residual.
Microplásticos primarios y secundarios
Los primarios se fabrican específicamente para uso industrial, como los productos de cosmética (cremas exfoliantes, jabones o pastas de dientes). Cuando nos lavamos los dientes, por ejemplo, estos microplásticos acaban en las aguas residuales y como los sistemas de depuración de aguas residuales no son capaces de retener estas partículas tan pequeñas, van a parar a los ríos y, de ahí, a mares y océanos.
Los secundarios se originan a partir de la degradación física, biológica y química de grandes objetos de plástico, como las bolsas y botellas de plástico o las redes de pesca que llegan al mar. Se forman, principalmente, por la degradación de residuos plásticos que no se han desechado adecuadamente, por el desgaste de los neumáticos y por el lavado de tejidos sintéticos (se estima que cada vez que ponemos una lavadora se emiten unas 2.000 partículas de fibras de microplástico).
En los últimos diez años los humanos hemos producido más plástico que en toda nuestra historia, una situación que se agravará con el tiempo ya que la producción de plástico no para de crecer: en 2015 el mundo produjo 380 millones de toneladas de plástico y para 2050 se prevé que se generen más de 1.000 millones de toneladas, lo que podría generar que para esta fecha en nuestros mares haya más plástico que peces.
«Los plásticos de un solo uso estarán prohibidos en la UE en 2021, lo cual está muy bien, pero creo que nuestro país debería de acompañar esta medida con otras, como una mejora en la gestión de los residuos plásticos. Ya hay muchos países en Europa que dan una bonificación a los ciudadanos que devuelven los envases de plástico, una acertada medida que, además, está teniendo muy buenos resultados»