Javier de Castro (León, 1990) ganó el pasado mes de mayo el Premio al Autor Revelación Divina Pastora del Salón del Cómic de Barcelona. Apasionado del cómic desde muy pequeño, convirtió su afición en su profesión. Empezó, como otros muchos, leyendo Asterix y súper héroes para, poco a poco, acercarse al mundo del cómic adulto y encontrar su sitio. Considera que el cómic debe ser reflejo de la realidad y trata el tema social de manera natural, sin caer en “etiquetas”. ¿Un consejo para los que están empezando? Lo tiene claro: Que, además de trabajar mucho, lean mucho y no se queden solo en los cómics. Que lean literatura, que vean películas, series y que se empapen de cosas buenas y de calidad. Rosa Laparra, gerente de la Fundación Divina Pastora, habla con Javier de Castro sobre su evolución, su trabajo y sus próximos proyectos.
¿Qué ha supuesto ganar el Premio Autor Revelación Divina Pastora en el Salón del Cómic para ti?
Mucho orgullo. Estoy muy contento porque es un reconocimiento muy importante. No me lo esperaba, de hecho, tenía mi favorito y estaba convencido de que se lo iba a llevar otra persona.
¿Cómo ves el mundo del cómic en la actualidad en España y en el extranjero?
En general, creo que está viviendo un momento muy bueno. A nivel creativo es un momento buenísimo y a nivel de público, también. En España es más difícil vivir de esto, no solo del cómic, sino de la cultura en general. Gracias a las películas y a las series mucha gente se está acercando al cómic y se está descubriendo… Es un momento muy bueno, pero en el aspecto económico seguimos mal, igual que estos años pasados.
Al hablar de la gran cantidad de cómics que hay en este momento, me ha venido a la mente las distintas cadenas de televisión que están emitiendo cómics prácticamente durante todo el día. Antes esto no era así y menos para adultos ¿cómo lo ves?
Pues estupendo. Todo lo que sea para mejor, bienvenido sea. Gracias a esto sí que hay gente que se va a acercar al mundo del cómic. A veces nos engañamos pensando que va a atraer a millones de lectores y luego no es verdad. Vivimos en la burbuja de nuestro entorno en la que todo el mundo lee cómics, va al cine todas las semanas, ve películas, pero luego la realidad es que no es así. Hay un mundo ajeno que no consume estas cosas. Tampoco podemos luchar contra esto porque es un problema de base. Debemos luchar desde pequeños y desde la cultura.
¿Cuándo empezaste a hacer cómics?
Llevo dibujando desde siempre, desde pequeñito, pero empecé a tomármelo en serio con 16 o 17 años más o menos y en 2009 empecé a publicar en fanzines, en pequeñas autoediciones de gente conocida. Luego ya, al año, empecé a autoeditarme y a sacar mis propios fanzines y, poco a poco, fui mejorando y practicando. Digamos que fue mi escuela.
¿Cómo ves en estos años tu evolución?
Pues sigo en ese proceso de evolución. Te das cuenta de que vas mejorando y cada vez que intentas hacer algo lo intentas hacer mejor. Esta evolución lleva a que el trabajo de hace un mes te parezca ya un poco horrible. Hace poco que me pasé a dibujar en digital, eso también me ha condicionado, me ha cambiado y estoy muy contento.
A eso me refería concretamente con lo de la evolución, a cómo era ese trabajo tuyo en tus inicios, las herramientas que utilizabas e incluso tu estilo
Al principio estás un poco perdido. Yo empecé viendo a autores que me gustaban, intentaba imitarlos con los materiales que yo tenía. Poco a poco te vas informando, vas conociendo, también aprovechas las redes sociales (yo ya he crecido con ellas) que te ayudan mucho porque estás en contacto con profesionales que de vez en cuando te dan consejos o ves cómo trabajan… Poco a poco fui limpiando el trazo, fui obsesionándome con la forma de narrar en los cómics y he ido cambiando mi forma de trabajar. Hasta este último año que ya trabajo en digital y eso también me ha condicionado… Por ejemplo ahora ya rotulo a mano, me obsesiona ahora mucho más la limpieza en el trazo…
De entre las técnicas que utilizas en tu trabajo, ¿cuál es la que prefieres?
Estoy muy contento trabajando en digital. Yo siempre trabajaba con tinta y pincel, y sigo disfrutando mucho trabajando en papel, pero el acabado y lo que puedo conseguir en digital es otra cosa. Entre mis dos técnicas favoritas está trabajar directamente en digital y trabajar con pincel.
¿Dónde te inspiras para elegir tus personajes?
Pues depende de cada historia y depende también de muchas cosas, por ejemplo, en el caso de la última aventura está muy inspirado en héroes clásicos. La historia es un homenaje a esos héroes y hay personajes que están inspirados en actores, personajes inspirados en personajes del cómic… En general suelo intentar pensar en personas reales o personajes y caricaturizarlos hasta el extremo, hasta el punto de que ya no se parezcan a esa persona, pero mantengan esa esencia.
¿Hay algún personaje al que prefieres especialmente?
Es muy difícil porque ya son muchos. Por un lado sería el personaje de Santi, que fue el personaje de “Sandía para cenar”, mi primera obra larga. Es un personaje que como lo creé yo y fue el primero, le tengo bastante cariño. El otro es un personaje de “La última aventura”: Frank Thunders, un héroe muy patético y muy ignorante que da pena, pero también inspira cierta ternura. Además, Josep y yo lo usamos en “La última aventura” y últimamente lo hemos recuperado en un entorno de ciencia ficción retro para la revista de la Resistencia que edita Dibbuks.
¿Qué línea te gustaría seguir en un futuro?
Pues no lo sé. Me gusta hacer de todo. Me gustaría volver a retomar los guiones. Tengo muchas ideas para hacer historias largas, pero, en general me aburro si hago siempre lo mismo. Intento hacer un poco de todo, aventuras y cómics sin pensar, un poco por diversión, y luego intento hacer cosas más medidas hasta el milímetro y más exquisitas.
¿Cómo es tu trabajo en relación a lo “social”?
Forma parte de mi vida. Lo intento tratar de una manera natural. Por ejemplo en “Que no me muero” sí que trato un tema social como una enfermedad, pero la intento tratar con naturalidad como trataría una historia costumbrista. No me gusta mucho la etiqueta de lo “social”. Me gusta que el cómic sea reflejo de la realidad pero que no se enmarque en una especie de libro de autoayuda, digamos. El costumbrismo también me gusta. Me gusta mucho lo cotidiano e incluso en algunas obras meter elementos fantásticos en un mundo cotidiano.
Pues no lo sé. Me gusta hacer de todo. Me gustaría volver a retomar los guiones. Tengo muchas ideas para hacer historias largas, pero, en general me aburro si hago siempre lo mismo. Intento hacer un poco de todo, aventuras y cómics sin pensar, un poco por diversión, y luego intento hacer cosas más medidas hasta el milímetro y más exquisitas.Javier de Castro: No lo sé porque no sé cómo me ven los demás ni cómo me veo yo a mí mismo. Marqué yo mismo una línea cuando hacía historias cortas y quizás la eclosión fue con el primer cómic “Sandía para cenar”, esa especie de costumbrismo en la que mezclo cosas surrealistas. Con el tiempo se ha desdibujado un poco, así que no sabría decirte.
¿Se puede saber cuáles son tus proyectos más inmediatos?
No, porque tampoco lo sé yo. Tengo bastante claro que quiero escribir una historia, que quiero retomar el guión, pero por ahora nada claro. Ahora me estoy dando un descanso del cómic y pronto tendré alguna noticia nueva.