La Agenda 2030 está posicionada como la hoja de ruta global para la sostenibilidad en la agenda pública internacional, en el discurso de las empresas y cada vez más en la mente de la ciudadanía
Pero cuando entramos más en detalle de cómo ha sido el progreso en las distintas metas que proponen los ODS pareciera que los avances no han sido los esperados en 2015.
El difícil contexto de los últimos años, marcados por las consecuencias de la pandemia o, ahora, de la invasión en Ucrania y la inflación, ha generado un retroceso en algunos ámbitos como la desigualdad social a nivel global. Aunque esto no debería ser una excusa para frenar el progreso en los ODS, por el contrario, la situación actual es un buen ejemplo de la importancia y vigencia que sigue teniendo esta agenda para el desarrollo sostenible, siete años después.
En cuanto a los retos que identificamos destacan la medición del impacto. Pocos profesionales afirman avanzar en el establecimiento de objetivos y la medición del progreso en los ODS, aunque consideran que esto es un reto clave a superar.
La inversión pública y privada en ODS es una palanca fundamental para impulsar estas metas y es una cuestión que todavía tiene mucho margen de mejora
Cada año se invierten 3 billones de dólares para alcanzar los ODS, una financiación que se estima debería ser de entre 5 y 7 billones de dólares anuales hasta 2030. Por eso, para activar el impulso a los ODS, un aspecto fundamental es promover la acción en ODS a través de una estrategia de negocio o de sostenibilidad que cuente con el apoyo de la alta dirección y la contribución transversal de la compañía. Las alianzas también resultan ser un factor que forma parte del propio espíritu de la Agenda 2030 para multiplicar el impacto. Así como definir y hacer seguimiento de métricas robustas, trazables y comparables que permitan tomar decisiones estratégicas.
Con poco más de ocho años por delante es el momento de acelerar la transformación del sistema económico actual para intentar acercarnos lo máximo posible a las metas de los ODS. Cumplir con la Agenda 2030, en el punto en el que estamos, requiere de una transformación profunda del sistema productivo y sistémica de valores para deconstruir y configurar un sistema más responsable y sostenible para las personas y para el planeta. Aunque las transformaciones estructurales puedan parecer un ejercicio a largo plazo, no deben frenar la acción necesaria hoy: como la reducción de emisiones, el impulso a las renovables o la reducción de las desigualdades sociales.
CANVAS ESTRATEGIAS SOSTENIBLES. Constanza Nieto, Experta en sostenibilidad y comunicación