La cooperativa de tejidos Douar Tanafelt logra un certificado oficial para sus mandiles
El emprendimiento gastronómico Moltaka Rayahine participa en una feria gastronómica en el Hotel Hilton de Tánger.
Durante los últimos años, Marruecos ha registrado un desarrollo económico notable. El país ocupa el puesto 60 en el ranking Doing Business, que clasifica a los 190 países más adecuados para hacer negocios. ¿Por qué sigue habiendo tanta pobreza? Las causas son muchas y complejas. Sin duda, las lagunas educativas de gran parte de la población representan un freno importante para el desarrollo.
CODESPA, presente en Marruecos desde 1996, tiene como objetivo en ese país el fomento de micro-emprendimientos de mujeres en riesgo de exclusión social. Para eso, desarrolla cooperativas que ofrezcan productos con demanda local. Una de ellas es la cooperativa de tejidos Douar Tanafelt, en la provincia de Chefaouen. Su historia empezó como la de muchas marroquíes:
“Tenía 11 años cuando tuve que dejar la escuela primaria.
Era un estudiante brillante, pero mis padres no tenían medios para seguir pagando y no querían que fuera a un internado en la cuidad.
Decidieron sacarme del colegio para que ayudara a mi madre: traer agua desde un pozo lejano a la aldea, recoger leña en el bosque, atender el ganado…
Son tareas que los niños del douar (en árabe beduino, poblado de viviendas pobres) realizan desde que tienen unos cinco años.
Además, tenía que cuidar a mis hermanos pequeños”
Saida Chouli
Mujeres de la cooperativa de tejidos Douar Tanafelt, nacida hace 13 años, con los mandiles recientemente reconocidos oficialmente como producto típico de Marruecos: Mendiles del Norte.
Pero sus talentos iban a llegar lejos, aunque ella se quedara en su aldea:
“Me quedé en el douar hasta la llegada de CODESPA, que instaló cuatro unidades de tejido (mramas) para las mujeres de la comunidad, y fui elegida presidenta de la cooperativa.
Aprender esta profesión nos ha permitido salir de nuestra rutina, ser ejemplo para otras mujeres de aldeas vecinas y conocer otras ciudades, gracias a nuestra participación en ferias y exhibiciones de nuestros productos (mendils).
Ahora somos 34 mujeres en la cooperativa de Tanafelt;
contamos con una actividad generadora de ingresos para nosotras y para nuestra familia”
Douar Tanafelt
Caminos hacia la prosperidad
La cooperativa de tejidos Douar Tanafelt nació hace 13 años, cuando CODESPA –en alianza con una asociación local (ADL)– se propuso mejorar las condiciones económicas de la zona. Por entonces, se construyó un centro para mujeres con y se dotó de maquinaria; se impartió formación en costura e incluso se construyó un preescolar, para permitir la asistencia de las madres al taller. Mediante la constitución de la cooperativa, se aseguraba la continuidad de los resultados. Además, se impartieron cursos de alfabetización. Pero aún quedaba mucho por hacer para la inclusión real de estas mujeres. Faltaba un inversor concienciado de la realidad de Marruecos.
Fundación Banco Santander lanzó, en octubre de 2020, su primer programa de cooperación para el desarrollo, para impulsar el desarrollo social y económico en África a través del apoyo a la mujer emprendedora y su entorno local en un sector, el turístico, gravemente afectado por la crisis del coronavirus. Las beneficiarias del programa son mujeres, muchas de ellas en situación vulnerable, que participan en los emprendimientos seleccionados por su contribución a la preservación del entorno y al desarrollo inclusivo de su comunidad.
Fundación Banco Santander buscaba organizaciones con equipos locales, cuyas soluciones partieran de un conocimiento profundo de la cultura y el contexto social, para garantizar la sostenibilidad de las actuaciones y su impacto social. Así, las cooperativas desarrolladas por CODESPA entraron en un nuevo programa de cooperación, que les daría el impulso necesario.
Durante los dos primeros meses de Santander Best Africa en Chefchaouen, se realizó una investigación profunda.
“Aquel diagnóstico inicial ha evitado la ruptura del stock por falta de organización en la cooperativa. Gracias a la formación, han adquirido habilidades organizativas; por ejemplo, compran la materia prima antes de que se les termine. Están diversificando sus productos y han conseguido aumentar su producción. Han sido capaces de crear nuevos diseños, pensando en sus clientes potenciales”
Sana Ait Yahia, responsable de CODESPA en Marruecos
Esta financiación ha permitido crear tarjetas de visita y un catálogo con todos los productos de la cooperativa textil. Ya cuentan con cuentas en Facebook e Instagram, que están aprendido a gestionar con ayuda de un experto.
“Mandiles del Norte”
La inversión también ha permitido arreglar la maquinaria, que ha conllevado una producción más abundante y de mejor calidad. Los productos están teniendo una buena salida en el mercado. Pero eso no es todo.
Uno de sus productos ha sido reconocido por el Ministerio de turismo y transporte aéreo de la artesanía y de la economía social, que les otorga el derecho de utilizar una marca de certificación colectiva: “Mendil del Norte”.
Las emprendedoras que trabajan con CODESPA cuentan con un plan de negocio y con herramientas para mejorar o diversificar sus productos. Así, acceden al mercado en condiciones justas.
“hemos encontrado mujeres muy valiosas que han articulado en estos negocios herramientas para mejorar su vida, las de sus familias y las de sus comunidades.
Nos sentimos muy orgullosos de ayudar a estas emprendedoras, más aún en estos momentos de crisis”
Gabriel Viloria, coordinador de Santander BEST Africa
Multaka Rayahin, un café- restaurante en Tetuán
“Tengo 27 años y nunca he ido a la escuela.
Mi marido ahorró un poco de dinero y alquiló una casita en la ciudad de Tetuán, así que dejamos nuestro douar, a más de 125 km.
Cuando me mudé a esta gran ciudad, noté que todo es carísimo.
Tuve que buscar una actividad para ganar dinero y poder cuidar a mi pequeña familia.
Mi vecina me recomendó registrarme en la asociación El Amal para recibir clases de alfabetización y pastelería, porque no requieren mucha escritura.
Ahora, he podido traer a mi hermana, para que reciba la misma formación que yo”
Roqaya Idrissi trabaja en la pastelería de la Asociación El Amal, en Tetuán
Algunas compañeras, como Hanae El Aoud o Rhimo El Haik, son viudas o se han alejado de sus maridos, huyendo de la violencia de que eran víctimas. Estas mujeres trabajan juntas para mejorar su nivel de vida. Se han hecho expertas en pastelería, a través de la formación recibida.
¿Cómo surgió la idea de crear una cafetería?
A pesar de la calidad de la formación, no encontraban trabajo. Entonces, ellas mismas decidieron ahorrar. Necesitaban un local a pie de calle, porque el taller de la asociación estaba en una planta muy alta y dificultaba el servicio. Con sus ahorros y los préstamos que lograron de personas cercanas, lograron alquilar el local en una zona muy frecuentada por los turistas, y amueblarlo. Lo llamaron Multaka Rayahin.
Esta iniciativa ha atraído el interés de la Fundación María Teresa Rodó y la Fundación Maite Iglesias, que están haciendo posible su permanencia.
“Al poco de sacar adelante nuestra cafetería, empezamos a recibir además pedidos y encargos. Ahora también tenemos un servicio de catering; ya nos han contratado en varios eventos”
Aouatif Bouzekri
Las mujeres de Multaka Rayahin estuvieron el pasado noviembre en el Hotel Hilton de Tánger, entre cocineros y expertos de todo el mundo y destacados representantes de la sociedad marroquí y francesa. Fue durante la feria gastronómica internacional de los renombrados discípulos de Escoffier.
Son historias que ilustran el trabajo de tantas organizaciones, en el que se funden los ODS1, ODS5, OSD8 y ODS17.
Tanto el taller Douar Tanafelt, en Chefchaouen, como la pastelería Multaka Rayahin, en Tetúan, pueden llegar a formar parte de rutas turísticas promovidas desde Fundación Banco Santander. El objetivo es fomentar un turismo sostenible, cuyos beneficios se distribuyan de manera justa y que ofrezca oportunidades para todos.
Fotografía: CODESPA