Un sistema energético totalmente descarbonizado en 2050 no contempla la viabilidad de Compostilla y Andorra, abocadas al cierre. Endesa quiere respetar los 166 puestos de trabajo de la primera y los 153 de la segunda
Endesa ha presentado la solicitud formal de cierre de las centrales de carbón de Andorra (Teruel) y Compostilla (León). Endesa venía alertando a las autoridades institucionales y agentes sociales que las actuales circunstancias regulatorias y de mercado hacían imposible abordar las inversiones necesarias para que estas centrales cumplan con los nuevos límites de emisiones establecidos por la Unión Europea que entrarán en vigor el 30 de junio de 2020.
Esta decisión, que la empresa había anticipado asimismo en el marco de la reciente actualización de su Plan Estratégico, está en línea con los objetivos de la política energética nacional avanzados por el Ministerio para la Transición Ecológica para conseguir un sistema energético totalmente descarbonizado en el año 2050, compromiso que es compartido por todos los países que han firmado los acuerdos de la Cumbre de París COP21.
Antes de presentar la solicitud de cierre, la compañía ha informado de ello a los representantes del Ministerio, a las autoridades de las Comunidades Autónomas de Aragón y de Castilla y León, y a las de los municipios en los que se hallan ubicadas las plantas.
Endesa está desarrollando Planes de Futuro destinados a promover el desarrollo de actividades económicas y generación de empleo en las zonas de las dos centrales.
Plan de Futuro
Endesa respetará el puesto de trabajo de todos los empleados de las dos centrales, 166 en el caso de Compostilla y 153 en Andorra.
Otro asunto son los empleados de las empresas auxiliares. La compañía les dará prioridad en la contratación para acometer los trabajos de cierre y desmantelamiento de ambas plantas, así como en el desarrollo de las nuevas instalaciones renovables que se propone llevar a cabo en las zonas de las dos centrales.
Estos trabajos pueden llegar a durar 6 años, y generar 130 empleos, con puntas de hasta 200, en cada uno de los dos emplazamientos.
Endesa desarrollará hasta 1.000 MW de nueva capacidad solar fotovoltaica en la zona de la central de Andorra que supondrán una inversión de unos 800 millones de euros. En Compostilla, hay proyectos fotovoltaicos en la zona de Ponferrada por 240 millones de euros.
Todos estos proyectos de energías renovables son adicionales a los que la compañía ya tenía previsto llevar a cabo en las regiones en las que se encuentran instaladas las dos centrales y que suman 513 MW eólicos con una inversión de 500 millones de euros en Aragón y 20 MW eólicos con una inversión superior a los 20 millones de euros en Castilla y León.
Además, las instalaciones contempladas en los Planes de Futuro proporcionarían importantes recursos a los municipios correspondientes a través de impuestos y tasas, así como elevados ingresos en concepto de alquileres a los propietarios de los terrenos en los que se desarrollen esos proyectos.
Por otro lado, la compañía, dentro de este Plan, impulsará un programa a fin de que empresas, instituciones y otros agentes públicos y privados puedan presentar alternativas viables, a través de un proceso participativo, transparente y abierto, para buscar proyectos de inversión y creación de empleo en el propio emplazamiento de ambas centrales o en sus zonas aledañas.
En este programa, que se desarrollaría con una alta implicación de los agentes regionales y locales, cualquier interesado podría presentar un proyecto de reconversión. La evaluación de los proyectos sería responsabilidad de un comité independiente que incluiría asimismo una relevante representación de los agentes regionales y locales.
Las nuevas exigencias medioambientales de la Unión Europea
La nueva Directiva comunitaria de Emisiones Industriales (DEI), que entrará en vigor para las instalaciones actualmente incluidas en el Plan Nacional Transitorio el 30 de junio de 2020, establece límites más exigentes a las emisiones contaminantes. La adaptación de las centrales de Andorra y de Compostilla a esta normativa les obligaría a realizar elevadas inversiones cuya recuperación es imposible en las condiciones regulatorias y de mercado tanto actuales como previsibles. Más imposible aún sería la recuperación de las inversiones necesarias para cumplir con los límites BREF, que son todavía más exigentes que los de esa Directiva y que serán de obligada aplicación a partir de agosto de 2021.
En definitiva, la evolución de los precios energéticos, el menor margen que el mercado de generación deja libre para que las centrales de carbón nacional puedan funcionar un número suficiente de horas, el cumplimiento del Plan para que se produzca el cierre ordenado de las minas de carbón en 2018, las nulas perspectivas de que se produzcan novedades regulatorias que aseguren la suficiente recuperación de las nuevas inversiones y la necesidad de sustituir progresivamente centrales térmicas por tecnologías libres de emisiones, a fin de cumplir los compromisos adquiridos en la Cumbre de París COP 21, suman un conjunto muy amplio y relevante de factores que hacen imposible afrontar esas inversiones.
Las dos centrales se encuentran acogidas en la actualidad al Plan Nacional Transitorio, al haber renunciado en septiembre de 2015 al mecanismo de Exención por Vida Útil Limitada, por lo que pueden producir más allá de las 17.500 horas a las que las limitaba ese mecanismo dentro de los límites medioambientales establecidos.
Una vez finalice el plazo de aplicación del Plan Nacional Transitorio el 30 de junio de 2020, estas instalaciones estarán obligadas a dejar de producir. Hasta entonces, irán dando salida progresivamente al carbón que tienen almacenado, así como a las posibles toneladas adicionales que pudieran ir precisando en el futuro en función de las horas de funcionamiento que les permita la evolución del mercado de generación.
Imagen: Tierra negra Tapa dura (GP Ediciones, 2016) de José Antonio Ávila Herrero y Daniel Viñuales Cerdán