Los ejes estratégicos para construir la reputación de las organizaciones los definió la International Reputation Week
La reputación es un sentimiento firme y duradero de admiración, respeto, estima y confianza por parte de los grupos de interés que se traduce en comportamientos de apoyo. Puede ser fuente de generación de valor y legitimidad, condiciona el desempeño y la perdurabilidad en el tiempo de toda organización.
La reputación nace y empieza a construirse desde el primer momento en el que una organización existe y se relaciona; de ahí la necesidad de aprender a gestionarla. Y esto implica introducir ámbitos de transparencia y de escucha activa empezando desde dentro.
Es decir, el punto de partida debe ser el propósito, entendido como la raíz de la reputación, que debe estar definido, activado internamente y aplicado a comportamientos.
Una mirada transversal
Una relación de confianza con los grupos de interés se trabaja desde la experiencia y el contacto con todas las personas de la organización. La gestión de la reputación es responsabilidad de todos; por tanto, todas las áreas deben ser sus embajadoras, constructoras y defensoras.
La reputación es como una “guía maestra” que ayuda a activar el propósito, cocrear valor con los grupos de interés y contribuir al bien común en el entorno.
“Los directivos deben proteger la reputación porque es el patrimonio intangible que asegura a largo plazo la sostenibilidad de nuestras organizaciones”
Santiago Fernández-Gubieda, Universidad de Navarra
Hay que integrar los KPI reputacionales en los cuadros de mando para monitorizar el impacto de la reputación en el negocio, garantizando así el éxito empresarial y la sostenibilidad en el largo plazo.
«Podemos decir que la reputación es más tangible que nunca”
Ángel Alloza, Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership
International Reputation Week, organizada por Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership y la Universidad de Navarra.