En febrero y marzo aumentan las temperaturas y las orugas descienden de los pinos…
No obstante existen tratamientos preventivos que evitan la proliferación de la procesionaria, antes de que puedan bajar al suelo.
La procesionaria o Thaumatopea pytyocampa es una oruga que afecta a los pinos. Es un lepidóptero defoliador que se alimenta de las hojas de las coníferas (hojas con forma de aguja). En febrero y marzo bajan al suelo para enterrarse en la base de los troncos, para pasar a la fase de crisálida, esperando convertirse en mariposa. Este año, la aparición de estas orugas se ha adelantado en algunas zonas de la península, debido principalmente al aumento de las temperaturas diurnas y la escasez de lluvia.
Anticimex, empresa especializada en el control de plagas, desinfección y sanidad ambiental, tiene diversidad de tratamientos para este tipo de plaga, “la procesionaria es uno de los insectos más problemáticos para la salud de las personas y los animales domésticos. En Anticimex tenemos tratamientos muy eficaces y respetuosos con el medioambiente, así como seguros para las personas”, explica
Los meses de octubre, noviembre y diciembre son los idóneos para poner en marcha un tratamiento preventivo, basado en unas inyecciones en los troncos de los árboles. Este procedimiento consiste en aplicar inyecciones de baja presión en el tronco del pino, y se introduce una cantidad de producto insecticida sobre los vasos vasculares del árbol, desde donde se difunde al resto de los tejidos. El tratamiento se hace cuando las larvas son pequeñas y un solo tratamiento es suficiente para tener controlada la población.
En el caso de que este procedimiento preventivo no se haya llevado a cabo existen dos opciones: el control mecánico mediante anillos y las trampas de monitoreo. Los anillos son una fase del tratamiento que se realiza durante la primavera cuando las orugas descienden por el tronco. Este mecanismo se coloca alrededor del árbol y evita que las orugas lleguen al suelo.
Por otra parte, las trampas de monitoreo, se utilizan durante los meses de verano. Se trata de trampas con feromonas sexuales femeninas colgadas en las ramas de los pinos que atraen a los machos y estos son capturados. Este tipo de trampa es también muy útil para identificar el nivel de infestación y determinar el momento en el que se producirá el nacimiento de las orugas.
Las consecuencias de la procesionaria
“Existen diferentes procedimientos para evitar que las orugas entren en contacto con animales domésticos o personas, ya que en el momento que las orugas bajan al suelo y se sienten atacadas o molestadas, liberan unos pelos altamente urticantes. Estos pelos pueden provocar graves reacciones alérgicas, especialmente en los ojos. Es muy peligroso sobre todo para los perros, pues pueden intentar comerse una oruga, y la reacción alérgica puede llegar a provocar necrosis en la lengua o la garganta y si no se actúa rápidamente el animal puede morir” Eduard Durany, Anticimex
Además, no solo afectan a humanos y animales, sino que también tiene efectos a nivel medioambiental. El principal problema de la procesionaria es la defoliación de los pinos. “Es muy poco probable que un pino muera a causa de la defoliación, pero sí que los pude dejar altamente debilitados”, explica Durany.
Para evitar llegar a estas situaciones es esencial tener controlada este tipo de plaga. Empresas como Anticimex tienen la tecnología como para mantener controlada esta especie y evitar que pueda causar cualquier daño a la salud humana o de los animales.