2024 cierra con 370.000 millones de dólares de bonos verdes emitidos, por encima de 2022 (360.000), pero por debajo de 2021 (460.000).

La mayoría se centraron en tecnologías maduras como energías renovables, transporte de electricidad y movilidad verde.

Los bonos verdes representan el 44 % de la financiación mundial de la transición energética desde principios de 2022, el 52 % si se incluyen todos los valores etiquetados.

El resto de la financiación de la transición energética procede en un 22 % de deuda de renta fija tradicional, 16 % de préstamos bancarios y 10% de capital privado.

Hace tres años, los emisores verdes por primera vez dominaban el mercado de deuda ASG. Hoy en día, este mercado en Europa está compuesto en gran medida por emisores recurrentes, mientras que, en Estados Unidos, la dinámica política ha obstaculizado el uso de este formato por parte de muchos actores.

Aunque la diversificación regional y la aparición de nuevos formatos como los SLLB (instrumentos de deuda que tienen como objetivo hacer que se cumplan criterios ASG) continúan, esto no será suficiente para crear un motor significativo para el crecimiento del mercado de deuda sostenible en 2025.

En 2025 se espera un crecimiento modesto (+10 %) con un mercado que debería alcanzar los 900.000 millones de dólares (corporativos y soberanos)

Sin embargo, la proporción de emisiones sostenibles en el volumen total de emisiones primarias se mantendrá estable.

En cuanto a la adopción de la normativa EUGBS, los recientes detalles de denominación de los fondos son definitivamente más favorables, especialmente para los emisores que todavía tienen una mezcla muy carbonosa. La nueva norma también crea sinergias con las normas existentes a las que los emisores pueden adherirse fácilmente, pero la alineación taxonómica llevará un tiempo que puede lastrar la curva de adopción en 2025.

Fuente: Crédit Mutuel Asset Management, Grupo La Française.

¿Es posible un fondo de bonos verdes? ¡Sí!