Para Fundación Étnor, los empresarios deben ejercer un compromiso real con la ética, y ser “agentes de justicia”
Fundación Étnor lanza 5 propuestas económicas con el objetivo de implicar a empresas e instituciones en los ODS como actores principales para erradicar la pobreza y reducir las desigualdades.
1) Reducir las desigualdades como forma de erradicar la pobreza y de lograr el crecimiento. Para empoderar a los pobres es necesario, entre otras cosas, superar factores externos como los mercados incompletos, los gobiernos incorrectos o el acceso no equitativo a los inputs productivos y financieros. Porque uno de los grandes retos, si no el mayor, consiste en reducir las desigualdades. En ese sentido, urge eliminar la economía clientelar; evitar la corrupción fomentando la transparencia y apostar por la economía real; afinar el sistema fiscal y reforzar las políticas sociales.
2) Unir el poder de la economía a los ideales universales en un mundo globalizado. La tarea de defender los derechos humanos no es sólo de los Gobiernos, las empresas están obligadas a respetarlos y a remediar las intervenciones injustas. Las empresas deberían hacer lo posible por ayudar a cambiar legislaciones deficientes, valiéndose de su influencia y convirtiéndose en agentes de justicia.
Hacer posible la solidaridad desde una Europa solidaria. En nuestro contexto, es fundamental una Europa fuerte, con líderes políticos ejemplares con visión de futuro y coraje para defender propuestas irrenunciables y una ciudadanía -con sus agentes económicos- implicada en el proyecto europeo, que aporte una valiosa alternativa en el contexto mundial.
3) Asumir la RSE como una cuestión de prudencia y justicia. Las empresas deben tener beneficio, pero la forma legítima de hacerlo y a la vez la más inteligente consiste en buscar el beneficio de los conocidos como stakeholders, que realmente son todos los afectados por su actividad. Y aquí es donde entra la gestión de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que, a pesar de las críticas muy justificadas que ha recibido, puede convertirse en una excelente herramienta de gestión, una buena medida de prudencia y una ineludible exigencia de justicia.
4) Promover el pluralismo de los modelos de empresa. Una economía pluralista pone las condiciones para que puedan actuar empresas mercantiles y entidades económicas, que sin perseguir ganancias, son capaces de generar valor y, por tanto, riqueza. Con todas las cautelas y disputas que requieren estas nuevas formas de economía, la economía social y solidaria está generando una gran cantidad de empleos y de riqueza y puede ser un buen medio para empoderar a los pobres.
5) Economía y empresa deberían cultivar las distintas motivaciones de la racionalidad económica. Actuar solo por el autointerés es suicida. Es esencial la reciprocidad y la cooperación, la capacidad de sellar contratos y cumplirlos generando instituciones sólidas, creando alianzas en las que mutuamente se reconoce la dignidad de las personas.